El “saca chucha”

El “saca chucha”

La bloguera del Container nos sigue deslumbrando con una de sus aventuras de vida, esta vez nos cuenta del (¿divertido?) “saca chucha” de vacaciones. ¿Qué será? descúbrelo aquí y ahora:

Erase una vez, unas maravillosas vacaciones en el lago Rapel, sol, agua, lanchas y motos eran las distracciones por esos días. Los amigos más osados presumían de sus piruetas en las motos y gozaban haciendo olas gigantes para mojar a todas las sirenas que tomaban sol en el muelle.


Todo era divertido y apacible hasta que apareció el “saca chucha”. Al principio no entendí a qué se refería el nombre, solo vi una especie de flotador redondo con un par de manillas para afirmarse y una cuerda larga con la que se amarraba a la lancha. Un juego inocente, nada que temer. Me invitaron a probarlo, a lo que accedí con entusiasmo sin fijarme en que el lago no estaba tan tranquilo como de costumbre y que con el viento reinante se producían pequeñas e inocentes mini olas.

Es decir, en jerga popular, el lago estaba “picado”. Me instalé en el inocente flotador, me afirmé lo mejor que pude y vi en la cara del que manejaba la lancha una expresión perversa. A los segundos de que partiera la lancha, entendí que no era un simple juego, no lo iba a disfrutar, ni tampoco lo recordaría con alegría. Era afirmarse o morir. La lancha iba a gran velocidad y yo, arriba del famoso “saca chucha” luchando por mi vida. Saltaba y saltaba sobre las mini olas, tratando de mirar a los que iban en la lancha para implorar misericordia, todo lo que logré ver fueron caras perversas que disfrutaban con el sufrimiento ajeno.


No conformes con ello, el que manejaba la lancha comenzó a avanzar haciendo semicírculos, por lo que el “saca chucha” y yo comenzamos a desplazarnos de un lado hacia otro. Tratando de no caerme debía trasladar el peso del cuerpo hacia el lado contrario del “saca chucha” para no salir volando a toda velocidad. Me aferré con todo mi ser a ese miserable flotador hasta que las fuerzas se me acabaron y me solté. Volé por el aire y luego reboté unas tres veces sobre el agua y caí. Quedé ahí flotando inerte, aporreada y humillada, esperando que los de la lancha se devolvieran a recogerme.


Lección aprendida. Por esto recomiendo que en sus vacaciones no sufra, ni haga sufrir a los que más quiere con este tipo de “juguetes”. Mejor disfrute apaciblemente con amigos, familiares, conocido o con quien quiera de una Isla Inflable para 8 personas con cooler, silla y sombrilla marca Bestway en la que tendrá un sano relajo y descanso sin provocar ningún tipo de trauma ni humillación a sus seres queridos.

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